Fragancia
Yo
que vivo a su vera
doy
fe que a ciertas horas
de
la noche o del día
inunda
los recintos de la plaza en que vive,
entra
por las ventanas de las casas vecinas,
es
más importante que la belleza
corpórea
del árbol porque hasta los ciegos lo pueden ver
a
través de la ilusión del perfume;
como
a través de una música.
Muchas
veces a cualquier hora
como
un sabueso busqué de dónde provenía
esa
paradisíaca fragancia y llegué a la conclusión
que
es simplemente como el alma
que
en ninguna parte y en todas se aloja.
Silvina Ocampo. Poesía completa II. Colección Juan Gelman
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