Recuerdo ajeno
A Francisco
Un recuerdo que no era mío ardía,
en mi corazón solo aquel verano
en las rosas vibraba y en la mano,
que alguien había conocido un día.
Las sombras no eran las que yo veía
ni el caballo, ni el muro rojo arcano,
ni aquel oscuro y quieto franciscano
que repartía estampas y partía.
¡Prehistórico recuerdo, no eras mío!
me quité los zapatos y el sombrero
para huir por barrancas hasta el río.
Como a Jacob el ángel, me asedió
aquel desconocido que me hirió.
¡Ah, qué infinito fue aquel mes de enero!
Silvina
Ocampo. Poesía completa ll. Colección Juan Gelman.
Poesía seleccionada por la alumna Lucero
Oriana 3° 7° TM
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