martes, 26 de junio de 2012

Un momento para disfrutar...

Fragmento estraìdo del libro : Trampolines para la felicidad de Carlos Solari:

"5 Claves para mantener los trampolines de la felicidad.
Carlos Solari nos extiende las manos llenas de luz, desde su esperanza, a aquel niño que todos somos en forma perdurable y que nos acompaña porque siempre los llevamos dentro, para que nos animemos a vivir en plenitud y en forma intensa nuestra propia vida y que por razones que a veces no nos son propias, el mundo adulto frena con sus rutinas cotidianas.

5 Claves para dar un formidable salto y encontrar aquel espacio de vida que merece ser vivido por todo ser humano sin distinción de edad, género, raza, cultura o historia.

Primera Clave : la felicidad es propia del ser humano y es un bien y una virtud posible para cada uno de nosotros y para todos en la humanidad.

Segunda Clave: la felicidad no es un momento, no es una coyuntura, no es una casualidad, es una construcción continua de crecimiento con uno mismo y con los demás, a través del compromiso de encontrar los caminos de la verdad de la felicidad continua.

Tercera Clave: la felicidad no es solo una parte de la vida que aparece y desaparece, es una concepción, un principio fundamental, una actitud primordial, un ser y hacer frente a cada momento de la existencia para la articulación armoniosa de cada momento, cuya cumbre alcanza al ser humano, con su compromiso con todo.

Cuarta Clave: este bien y virtud posible, esta construcción continua de uno en el todo, se concierte en un valor esencial cuando incluye, no solo la felicidad personal, sino el logro de la felicidad de los otros a través de la cooperación y la reciprocidad como puente de acuerdos para el bien común.

Quinta Clave: y aquí la advertencia, la felicidad no aparece como fruto de la casualidad, como producto de la banalidad, como un encuentro con la suerte, la felicidad responde a la iluminación de mi conciencia y de mi compromiso con los demás, a través de una severa disciplina del bien común un triunfo colectivo que compartimos con los demás."

Roberto Campitelli : escritor y especialista en comportamiento humano.

viernes, 15 de junio de 2012

15 de Junio "Día del Libro"

Medio pan y un libro. Locución de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente de Vaqueros Granada). Septiembre 1931.
"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía.


Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.


No sólo de pan vive el hombre.
Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.


Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan.
Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento.
Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?


¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón.


Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’.


Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.